Miedo en los mercados: el empleo toma el testigo de la inflación
El sentimiento de mercado toma protagonismo y contrae las valoraciones, alentado por nuevos miedos relativos al empleo. Analizamos los eventos recientes y datos clave para determinar qué estrategia seguir.
I. L. R.
9/10/20246 min leer
¿Qué ocurre en Wall Street?
La narrativa predominante en la prensa salmón durante las últimas semanas gira en torno al temor de un aterrizaje brusco de la economía estadounidense, alejándose del tan anhelado soft landing del señor Powell.
Los recientes datos de empleo, más débiles de lo esperado, han avivado el incendio que se desató el 11 de julio, cuando, tras un excelente dato de inflación, de la nada, surgió el miedo a una posible recesión.
De esta manera y justo cuando el avión se apoyaba suavemente en la pista de aterrizaje, se invirtió sentimiento de mercado.
El inversor experto, fiel seguidor de Elon Musk y seducido por influencers financieros de dudosa credibilidad, observaba cómo el mayor temor bursátil de los últimos dos años se desvanecía bajo las garras del halcón federal. Sin embargo, el mercado sangraba y crecía el desconcierto.
Inquietante, pero no aterrador
El discurso de los medios comenzó a calar a la vez que se avecinaban los resultados trimestrales de algunas compañías. A ojos de una prensa escéptica, estos resultados no lograban justificar las altas expectativas de crecimiento que los múltiplos de valoración sugerían.
En este contexto, y mientras se vislumbraba una posible primera reducción de tipos en EEUU, Japón subió los tipos de interés un 0.15%, lo cual hizo caer fuertemente a la bolsa japonesa (-20%).
A los dos días llegó un decepcionante dato de empleo no agrícola y empezaron a circular rumores sobre la dificultad de monetizar la inteligencia artificial y sobre las exigencias de CAPEX necesarias para su desarrollo.
Este panorama asustaría al mismísimo Buffet, si no fuese porque ninguno de los miedos expuestos tiene fundamentos sólidos. En primer lugar, terminar con la batalla contra la inflación constituye un hito clave en el camino hacia la estabilidad económica y proporciona a la FED herramientas para apuntalar la economía en caso de ser necesario. Es sin duda una noticia excelente.
Por otro lado, después de un crecimiento desmedido en los últimos 2 años, es natural que las empresas deban adaptarse a una ralentización del crecimiento de sus ingresos y a una contracción de los márgenes. El ajuste de la demanda a un nivel más sostenible es lógico y necesario.
En el caso de Japón, es cierto que un efecto carry trade podría darse ante un cambio radical de tendencia entre el yen y el dólar. No obstante, sería ingenuo pensar que las instituciones financieras se vieron sorprendidas por una leve subida de tipos y que reaccionaron causando la caída de los mercados.
El banco central de Japón ya había comunicado sus intenciones en múltiples ocasiones a lo largo de 2024. Además, en Tokio no están satisfechos con la demanda interna, por lo que una subida del 0,15% sólo supone un leve ajuste, a la espera de ver cómo se comporta la economía nipona.
Igualmente, no deja de ser curioso que el dato de empleo no agrícola fuera igual de malo que aquel abiertamente celebrado a finales de abril por el mercado. Pero en ese momento, la lucha contra la inflación era la protagonista. A la recesión le tocaba chupar banquillo.
Finalmente, la dificultad de monetizar la IA y la exigencia de CAPEX en las empresas que la desarrollan, son hechos que no deben sorprendernos a estas alturas de la película.
Entonces, ¿por qué cayeron las bolsas?
Es importante comprender que el sentimiento de mercado impacta sobre los mercados financieros a corto plazo, sin importar los fundamentales subyacentes del entorno. Por lo tanto, no es de extrañar que las bolsas sufran una corrección cuando afloran ciertos miedos.
La corrección puede ser más severa cuando las valoraciones están muy por encima de la media habitual, como fue el caso. Sin embargo, esto no debe anular nuestra capacidad de analizar los hechos objetivamente. Lo importante es determinar si el sentimiento surgido a corto plazo se mantendrá en el tiempo o no, dados los fundamentales.
Según el análisis que hemos realizado, podemos concluir que fue una corrección sana para los mercados, agudizada por los medios y acompañada de una leve rotación hacia la renta fija, que se postula como favorita en un entorno de reducción de tipos.
Tras el terremoto bursátil, en apenas dos semanas, el mercado estadounidense recuperó buena parte de su valor, impulsado por el mejor dato de ventas minoristas visto desde enero de 2023 y una inflación subyacente que repuntó ligeramente al 3,2%. Cabe destacar que el precio de la vivienda debe seguir remitiendo si pretenden seguir reduciendo los tipos de interés el año que viene. Pese a no ser preocupante por ahora, sorprende que ni se mencione.
Todo marchaba bien hasta que el 21 de agosto se revisaron los datos de empleo no agrícola de los últimos 12 meses, y se descubrió que el 30% de esos trabajos simplemente nunca existieron. Volvían los miedos y los inversores se preguntaban: "¿Qué sigue? ¿Se avecina una gran recesión?"
La economía de EE.UU. y la manipulación mediática
Pese al dopaje fiscal y monetario al que se ha sometido la economía estadounidense y su posterior resaca, ésta ha mantenido su solidez, sustentada por un fuerte mercado laboral y por el ahorro disponible. No solo parece estar en condiciones de relajar la restricción monetaria, sino que el momento coincide casi perfectamente con la caída en las cifras de empleo, lo que avala una posible bajada de tipos de interés.
Mientras tanto, Jerome Powell, imperturbable ante las fluctuaciones del mercado, parecía confiado de haber vencido a la inflación. Anunciaba bajadas de tipos y mandaba un mensaje tranquilizador sobre unos datos de empleo que apenas comienzan a mostrar una leve tendencia a la baja .
Este contraste entre la fortaleza económica y la volatilidad de los mercados, invita a reflexionar sobre el papel que juegan los medios de comunicación, quienes a menudo alimentan el miedo o la codicia, y enturbian la visión del panorama global.
El desempleo se mantiene cerca de mínimos históricos (4,2%), los niveles de deuda privada no son alarmantes y los precios de la vivienda empiezan a relajarse. A pesar de ello, periodistas y youtubers de pacotilla aprovechan cualquier excusa, ya sea la inversión de la curva de tipos o rumores de guerra, para sembrar el pánico. Lo único que importa es el clic.
Riesgos a corto y medio plazo en la economía estadounidense
A medio y largo plazo, existen riesgos derivados de la política fiscal expansiva adoptada en Occidente, de las tensiones geopolíticas, y del incremento de la demanda global. Estas tres tendencias generan presiones inflacionarias.
De generarse presiones, los gobiernos podrían verse obligados a contener la expansión monetaria, lo que a su vez limitaría el crecimiento futuro de la economía.
Sin embargo, el avance tecnológico, la competencia productiva y la estabilización de las cadenas de suministro actúan como contrapesos, e impulsan a su vez el crecimiento.
Por supuesto, hay que estudiar detenidamente cada uno de estos campos, y así lo haremos en este blog. Pero de momento nos basta con aclarar que no solo hay riesgos, sino también motivos para ser optimistas.
A corto plazo, los riesgos parecen limitados, y las recientes señales de desaceleración económica no representan una grave amenaza para la economía estadounidense, que ha demostrado una resiliencia envidiable frente a los desafíos. No importa qué datos de inflación se publiquen o quién ocupe la Casa Blanca en noviembre: En casa del tío Sam, los inversores pueden estar tranquilos.
¿Cómo debemos afrontar las próximas semanas?
Nos obsesionamos con indicadores económicos que, una y otra vez, ofrecen explicaciones erráticas sobre el rumbo de los mercados. No son los propios indicadores de inflación y empleo que señalan la dirección de los mercados, sino el sentimiento de mercado que emana de su digestión.
Eso sí, beneficiarse de la irracionalidad temporal del mercado conlleva familiarizarse con sus costumbres y caprichos. Otros lo llaman manipulación de mercado, Blackrock, masones o los minion. Nos da igual. Para nosotros es irracionalidad temporal, y de ella podemos sacar ventaja si la bolsa sigue bajando.
Por otro lado, es fundamental hacer análisis completos de cada activo que consideremos, haciendo uso de la ingente cantidad de datos disponible al alcance de un solo clic.
De esa manera podremos alinear el sentimiento de mercado alcista a largo plazo con una caída irracional a corto plazo, y que nos pille con los deberes hechos.
Mientras tanto, eventos cruciales como el avance tecnológico, el surgimiento de bloques económicos alternativos a la hegemonía estadounidense y el auge de las redes sociales están redefiniendo el paradigma socioeconómico global. Comprender e integrar estos elementos en nuestros modelos de análisis es fundamental para extraer conclusiones valiosas.
Asimismo, la productividad, la creciente demanda global, la situación geopolítica, la gestión de recursos energéticos y la desaceleración demográfica son aspectos que merecen un análisis profundo y objetivo, ya que impactan directamente en la forma en que evaluamos los distintos indicadores económicos a largo plazo.
Este blog tiene como objetivo desentrañar la naturaleza de los mercados financieros y explorar las ciencias y la filosofía que hay ocultas. Todo ello con el fin de aprovechar las ineficiencias del mercado y formular tesis de inversión con alto valor añadido.
I.L.R.